Hace un par de semanas fui al panteón a visitar a la abuelita de una amiga…
Tenía, 7 meses y 15 días sin ir a alguno… desde aquella en que lloré tanto… me estremecí, maldije, reí… aquella vez en que la magia había terminado su etapa física para convertirse en esencia…
Hacía tiempo en que no tenía ese choque de sentimientos… y este regreso a un panteón me lo trajo…
Había un sol que quemaba… pero el aire chocaba contra mis brazos desnudos y jugaba con mi cabello semirecogido… me dio un escalofrío desde la punta de mis pies hasta la nuca…
Después… me sentí con una paz inmensa y se pudo ver una leve sonrisa de mi cara…
Y también sentí unas inmensas ganas de llorar… me volteé un poco poniendo el pretexto del polvo, mis ojos se llenaron de agua… agua que no dejé salir.
La muerte no es algo que me dé miedo… me da mas miedo el fracaso, el odiar, el vivir con miedo… el no ser feliz, el no aprender de mis errores, el egoísmo y la envidia… es solo que el panteón… las flores… las lápidas… el rezar… me trajo muchos sentimientos… muchas emociones y me recordó que lo extraño… que me hace falta, que ya casi no me duele oírlo… que deseo soñarlo y platicar con él…
El panteón me trajo recordar que no tenemos la vida comprada… que mis papás ya no están jóvenes… que hay mucha gente que amo y puedo perderla…
Y también sé… que estoy muy bien… y que no quiero morir en vida…
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