enero 11, 2008

EL COLIBRÍ

Yo conocí­ una vez un colibrí­,

que estornudaba con las flores.

Se intoxicaba cuando iba al jardí­n

y le mareaban sus olores.



Azucenas y vicarias

le causaban urticarias.

Los jazmines y azahares,

problemas estomacales.



Al colibrí­ de tanto estornudar

se le puso el piquito rojo.

No pudo más y decidió emigrar

con una lágrima en los ojos.



Hizo un dí­a sus maletas

y se fue de las violetas,

de su colibrí­ mamá,

a vivir a la ciudad.



En un apartamento

gris y todo de cemento.



El colibrí­ dejó de estornudar,

pero ahora andaba deprimido.

Volando solo por una ciudad,

sin ningún rostro conocido.



Una vida sin colores,

sin jardines y sin flores.

él creyó que se morí­a...

Cuando entró a una librerí­a.



El colibrí­ de pronto imaginó

que eran los libros como flores

de muchos pétalos y se asomó

a un mundo lleno de colores.



Y voló hasta el horizonte,

por praderas y por montes

y las flores al pasar

no le hací­an estornudar



¡Y tanto pudo ver

que quiso y aprendió a leer!



Entre los libros iba el colibrí­,

con su piquito investigando.

Sin darse cuenta,

como en un jardí­n,

los textos fue polinizando



Y cruzó la geografí­a

con la trigonometrí­a,

luego a la astronomí­a

la llenó de poesí­a.



Nacieron libros con una visión

distinta del conocimiento.

Se coloreaba la imaginación

y florecí­a el pensamiento.



Todo se iba intercambiando

y la vida transformando

y la gente que leí­a

poco a poco comprendí­a.



¡Y el mundo fue feliz!¡Y todo por un colibrí­



Alejandro García Virulo



* * *

...a veces, creo que yo soy el colibrí... otras, me gustaría serlo...





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