que estornudaba con las flores.
Se intoxicaba cuando iba al jardín
y le mareaban sus olores.
Azucenas y vicarias
le causaban urticarias.
Los jazmines y azahares,
problemas estomacales.
Al colibrí de tanto estornudar
se le puso el piquito rojo.
No pudo más y decidió emigrar
con una lágrima en los ojos.
Hizo un día sus maletas
y se fue de las violetas,
de su colibrí mamá,
a vivir a la ciudad.
En un apartamento
gris y todo de cemento.
El colibrí dejó de estornudar,
pero ahora andaba deprimido.
Volando solo por una ciudad,
sin ningún rostro conocido.
Una vida sin colores,
sin jardines y sin flores.
él creyó que se moría...
Cuando entró a una librería.
El colibrí de pronto imaginó
que eran los libros como flores
de muchos pétalos y se asomó
a un mundo lleno de colores.
Y voló hasta el horizonte,
por praderas y por montes
y las flores al pasar
no le hacían estornudar
¡Y tanto pudo ver
que quiso y aprendió a leer!
Entre los libros iba el colibrí,
con su piquito investigando.
Sin darse cuenta,
como en un jardín,
los textos fue polinizando
Y cruzó la geografía
con la trigonometría,
luego a la astronomía
la llenó de poesía.
Nacieron libros con una visión
distinta del conocimiento.
Se coloreaba la imaginación
y florecía el pensamiento.
Todo se iba intercambiando
y la vida transformando
y la gente que leía
poco a poco comprendía.
¡Y el mundo fue feliz!¡Y todo por un colibrí
Alejandro García Virulo
* * *
...a veces, creo que yo soy el colibrí... otras, me gustaría serlo...
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