enero 02, 2006

de libelulas
























Digo la palabra "libélula" y se me deslíe en la boca como un terrón de azúcar.

Esta mañana una libélula estuvo haciendo equilibrios en el aire de la mañana, en mi jardín. El nombre de este arco iris alado es el diminutivo de la voz "libella", que en latín quiere decir balanza. Como si lo supiera, la libélula se balancea sobre la flor, sobre la luz y el viento.

¿Por qué los niños llaman "caballito del diablo" a la libélula? Ni de diabólico ni de caballar tiene nada este angelillo diminuto que ahora está y luego ya no está. Yo veo a la libélula y me parece que no la he visto. No veo a la libélula y me parece estarla viendo. Es sólo un hilo de cristal, un poco de transparencia, un hálito de nada...

Tan leve es la libélula que ni siquiera tiene sombra. Pasa y se va como si no hubiera pasado. A lo mejor el alma es eso: una libélula en equilibrio sobre la vida, sobre la vida que se va.



Por: Por Armando Fuentes Aguirre 12 de septiembre de 2003

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