abril 10, 2008

DE LOS PERROS

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE –caton- 


¿Recuerdas, Terry, el día que hallaste en el campo a un conejo niño?

Te miró el gazapillo con ojos angustiados: eras la muerte. Y lo miraste tú, también, y luego me miraste a mí.

Yo no te dije nada, pero tú hiciste lo que debías hacer: diste la media vuelta y dejaste al conejito en paz.

Otro perro cualquiera, pensé luego, habría destrozado a la criatura.

Tú olvidaste los atavismos de antiguo cazador y tu instinto dio paso a la piedad.

¿Por qué nos hizo Dios a los humanos, Terry, tan distintos de los perros?

En tí no cabe el mal; en mí todas las maldades tienen casa.

Y no te pido que cambiemos de alma, porque eso sería otra maldad.

La tuya es de agua clara; la mía anda extraviada en una noche sin ninguna luz.

Por eso, Terry, déjame caminar contigo.

Olvídate otra vez de que eres cazador y vuélvete mi lazarillo.

El camino que tomes será bueno, porque eres bueno tú.

Eres perro: sabrás perdonar mi humanidad.

No hay comentarios.: